Mobirise
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Editorial

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En St Andrews, un original tributo a Tiger Woods.


Soy la pierna de Tiger Woods

Fernando de Buen

Hola a todos. Soy la pierna de Tiger Woods. Sí, la pierna que hoy está destrozada por el accidente sufrido hace unos días en California, en la mañana del pasado martes 23 de febrero.

Antes de este terrible suceso, yo representaba la pierna sana de mi dueño, pues mi contraparte había sufrido ya un montón de lesiones y hasta una fractura, ¿recuerdan?, la que hizo cojear a Tiger durante la etapa final del U.S. Open de 2008, cuando venció en ronda de desempate a Rocco Mediate en Torrey Pines South. A la semana siguiente de ese histórico triunfo —el último major antes del Masters de 2019—, debió someterse a una cirugía para arreglar su ligamento anterior cruzado y una fractura por estrés. Y no solo fue esa, hubo varias más.

La pierna buena… ¡vaya paradoja!

No estoy seguro de cómo pasó todo esto. Solo recuerdo que cerca de las 7 a. m., circulábamos en un auto Genesis 2021, por una calle descendente, probablemente a una velocidad superior a la permitida, lo que deduzco, pues me tenía apretando el acelerador algo más de lo normal. De pronto, golpeamos el camellón haciendo un ruido atronador, después un impacto brutal con un árbol y todo comenzó a dar vueltas, hasta que nos detuvimos en una pequeña barranca, pocos segundos después. Tiger, profundamente confundido, me quiso mover, pero sintió quizás, el dolor más penetrante de su vida y, para su sorpresa, notó que más allá de mi rodilla, solo había huesos hechos trizas y que algunos llegaron a perforar la piel, exponiéndonos a una grave infección.

Aquí entre nos, yo creo que simplemente le ganó el sueño a mi patrón y ello provocó que perdiera el control del coche. Según me enteré, no quedaron huellas en el camino de que hubiese querido esquivar algo previo al incidente. Seguramente, el daño en mi estructura se debió al tremendo impacto en el momento de aplicar el freno con todas mis fuerzas.

Afortunadamente, un vecino oyó el ruido del accidente y llamó a los servicios de emergencia que llegaron —según nos enteramos, porque estábamos sumergidos en una de esas raras burbujas de tiempo donde no se tiene noción de su paso— a los siete minutos del percance.

Nos mantuvimos inmóviles. Las bolsas de aire se habían desinflado, tras hacer su milagrosa labor junto con el cinturón de seguridad y Tiger trataba de visualizar la forma de salir del vehículo o de buscar ayuda, lo que resultaba demasiado complicado, porque el auto estaba recostado sobre su flanco izquierdo y solo habría sido posible salir por el lado opuesto, algo prácticamente imposible con una pierna hecha jirones.

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De pronto, apareció el ayudante del sheriff, Carlos González, y le comentó a Tiger que la ayuda estaba en camino y que era indispensable sacarlo del coche para subirlo en una ambulancia. Estábamos tranquilos, pero en un profundo shock.

La labor de los rescatistas, minutos después, fue harto complicada, pues se requirió de herramientas especiales para poderlo extraer del conglomerado de cristales rotos, fierros y láminas doblados en los que estaba convertido el frente de la flamante suv.

El hospital Harbor-UCLA Medical Center estuvo listo para recibirnos y, en pocos minutos entramos en un quirófano. El pronóstico era que estábamos en una condición «con heridas serias, pero que no representaban una amenaza a nuestra vida». Sin dejar de estar atentos al resto de la humanidad de mi dueño, la atención de los cirujanos se centró en mí y confieso que jamás me sentí tan importante en los 45 años de mi existencia. Pero ¡bueno!, soy la pierna de Tiger, probablemente el mejor golfista de todos los tiempos, y estaba (estoy) hecha un desastre.

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Las fracturas de la pierna eran conminutas, lo que significa que el hueso estaba roto en más de dos partes (de hecho, tanto mi tibia como mi peroné se dividieron en cuatro tramos), y abiertas, lo que significa que el hueso roto estaba expuesto al aire libre, un alto riesgo de infección, de acuerdo con el Dr. Anish Mahajan, jefe médico del nosocomio.

Según un reporte de CNN y del propio Mahajan, los especialistas en traumatología ortopédica me insertaron una varilla en la tibia para estabilizar dicho hueso y el peroné, pero también me fijaron pie y el tobillo con una combinación de tornillos y clavos; además, aliviaron la presión sobre el músculo y los tejidos blandos, liberando quirúrgicamente la cubierta de este, por el riesgo de sufrir de síndrome compartimental, un problema común después de las lesiones por aplastamiento cuando la presión se acumula hasta un nivel tan peligroso que puede cortar el flujo sanguíneo.

Nuestro futuro es muy poco alentador. Antes que imaginar un posible regreso a los fairways, primero habrá que asegurarnos de que no hay infección, de si harán falta nuevas cirugías —que es lo más probable— y esperar una recuperación de varias semanas, tan solo para volver a caminar.

De acuerdo con David L. Helfet, traumatólogo del Hospital for Special Surgery, de Manhattan, con una fractura abierta, los protocolos exigen múltiples desbridamientos, es decir, la eliminación del tejido muerto, dañado o infectado. Además, según Helfet, Woods «podría necesitar procedimientos en los tejidos blandos, quizá un injerto de piel. Puede necesitar múltiples procedimientos adicionales para estabilizar el hueso perfectamente, para restaurar la longitud, la alineación y la rotación de la pierna». Su pronóstico con respecto a la recuperación de mis huesos, músculos y piel, tan solo para que pueda apoyarme nuevamente en el piso, será de dos a tres meses, por lo menos.

Yo no sé lo que digan los médicos, pero ni Tiger ni ninguna de sus partes estamos dispuestos a rendirnos ante este nuevo desafío. Caminaremos de nuevo, correremos de nuevo y sí, volveremos a jugar golf y a disfrutar de la compañía de nuestros millones de seguidores, en Augusta National, en St Andrews o en cualquier otro campo del mundo profesional del golf, presencialmente o por televisón. Quizá no sea pronto —seguramente no en 2021—, pero que les quede claro: No ha llegado el día en el que Tiger Woods se despida del golf de competencia.

Atentamente,

La pierna (derecha) de Tiger Woods.

fdebuen@par7.mx

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