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Editorial

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Carlos Ortiz, primer ganador mexicano en 42 años en el PGA Tour.

(Parte 1 de 2)

¿Qué significa el triunfo de Carlos Ortiz?  

Fernando de Buen

Para poder responder a esta pregunta, tendría que dividirla en dos partes: ¿qué significa para Carlos? y ¿qué significa para el golf mexicano? En este espacio intentaré responder el primer cuestionamiento. En mi aportación de la próxima semana, tocará el segundo.

Para Carlos, un costalazo de confianza

Recordemos su última época como amateur y la primera como profesional. Tras haber formado parte de la extraordinaria terna que representó a México en el Eisenhower Trophy de 2012 en Antalya, Turquía —donde el equipo logró el segundo lugar detrás de Estados Unidos—, Carlos decidió convertirse al profesionalismo al año siguiente.

Su historia profesional

Compitió en la Q-School del Web.com Tour de 2013, logrando el 15º lugar, calificando al PGA Tour en 2014. En esa histórica temporada, Carlos, con solo 22 años a cuestas, nos demostró que tenía madera para ganar. En su cuarto torneo, el Panamá Claro Championship, cerró con ronda de 66 y 64, para ganar el torneo por cuatro golpes; tres semanas después, superó por dos impactos a Justin Thomas para ganar El Bosque México Championship, en la ciudad de León, Gto. Unos meses después, a finales de agosto, obtuvo en forma automática su pase al PGA Tour tras ganar su tercer torneo, el WinCo Foods Portland Open. Al término del calendario recibió el título de Jugador del Año del Web.com Tour.

En octubre del 2014, jugó el primero de sus 30 torneos como jugador del PGA Tour en la temporada 2014-15. En ese lapso consiguió un top-10 —OHL Classic at Mayakoba (T9)— nueve top-25 y pasó el corte en 20 ocasiones. Concluyó en lugar 93 y llegó a jugar en los dos primeros eventos de la FedexCup. Al año siguiente, tras una mala temporada, perdió su tarjeta, debiendo regresar al Web.com Tour.

En su regreso al circuito de ascenso, Carlos jugó 24 torneos, logrando dos top-10 y ocho top-25, pasando el corte en 18 ocasiones, para terminar en el 50º lugar. Al año siguiente, tras jugar 24 torneos, consiguiendo un segundo lugar, cuatro top-10, 11 top-25 y 19 cortes superados, le alcanzó para concluir en el lugar 24, suficiente para concretar su regreso a la gira grande.

Sin duda, el nacido el 24 de abril de 1991, en Guadalajara, aprendió la lección y retornó a la gira grande con una notable madurez y una mayor preparación. La tarea era muy obvia: mantenerse por el resto de su carrera en el máximo circuito del golf profesional.

La temporada 2018-19 le redituó buenos resultados, con un tercer lugar en su segunda aparición —Sandersons Farm Championship—, tres top-10, cuatro top 25 y 14 cortes superados. Terminó en el lugar 113 de la FedexCup y alcanzó hasta el primer torneo de los Playoffs.

Con un segundo —Mayakoba Golf Classic— y dos cuartos lugares —Sandersons y Houston Open—, más seis top-25 y 14 cortes conseguidos en 22 participaciones, la temporada 2019-20 lo consolidó como uno de los jugadores regulares del Tour, concluyendo en el lugar 51 de la FedexCup. Compitió en los dos primeros torneos de los Playoffs, quedándose fuera del Tour Championship.

En esta joven temporada 2020-21, su inolvidable triunfo en el Houston Open fue su sexta participación, con cuatro torneos completos.

El triunfo

No cabe duda de que Carlos sabe ganar torneos y aquella temporada inolvidable de 2014 en el Web.com Tour lo demostró con creces. A diferencia de Abraham Ancer, quien ha llegado con más frecuencia a la ronda final en los puestos altos de la tabla, pero no ha encontrado la forma de superar a sus adversarios para lograr su primer triunfo, Carlos, con menos accesos a dichas alturas, parece tener la frialdad y una mente serena para aprovechar la oportunidad de una victoria. Esto, a pesar de haber estado sometido a la presión de jugadores acostumbrados a ganar, como fue el caso de Dustin Johnson —número 1 del mundo— el día de ayer. Veo en Carlos los beneficios de un proceso de madurez profesional y en Abraham la capacidad de encontrar muy pronto la ecuación del triunfo.

A juzgar por lo que ha sucedido en la historia del PGA Tour a través de los años, queda claro que acceder a la victoria ayuda más que cualquier terapia psicológica a la que estos jugadores se someten en forma permanente, como parte de su régimen de entrenamiento y preparación para el circuito más demandante del planeta. Ganar un torneo significa la enorme diferencia entre el quiero y el puedo, y suele abrirles las puertas a los campeones primerizos para conseguir más campeonatos.

No quisiera terminar esta primera parte, sin darle un enorme crédito a sus padres Chela y Carlos, en particular a Carlos, quién no solo ha llevado al flamante campeón por todas las etapas de preparación, sino que también ha sido desde hace muchos años parte del Consejo directivo de la Federación Mexicana de Golf, aportando su tiempo y esfuerzo en apoyo a las nuevas generaciones de golfistas, entre quienes se encuentra también Álvaro, hermano de Carlos y campeón en 2019 del Latin America Amateur Championship, quien comienza también a rendir buenos resultados en el golf profesional.

¡Enhorabuena, querido Carlos! Que vengan muchos más.

fdebuen@par7.mx

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