Con cinco golpes de ventaja y ocho hoyos por jugar, no fue tan importante el garrafal error que cometió Rickie Fowler al enviar su bola al agua desde 35 yardas, tras de que ésta se negó a detenerse en el green. Sin embargo, tras poner su bola en juego para el siguiente golpe y acercarse al green para calcular la trayectoria, la bola, que estaba en reposo, simplemente se movió y se fue al agua, forzando a un nuevo castigo, y que el probable inocente bogey se convirtiera en un peligroso triple, que permitió al sudafricano Branden Grace empatarlo en el liderato, y superarlo con birdie al hoyo siguiente, donde Fowler perdió otro golpe. Al salir del 12, la ventaja inicial de siete golpes entre ellos se había borrado por completo.
Ricky reaccionó con birdie en el 15 para alcanzar a Branden y tuvo uno más en el 17, donde Grace hizo bogey, para decretar la ventaja final de dos golpes. Fowler terminó el recorrido con 74 golpes —el más alto registrado por un campeón en la historia del torneo— y acumuló 17 bajo par, mientras que Grace, con 69, alcanzó -15.