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Editorial

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Carlos Bremer.

DiáloGolf con Par 7

Entrevista a Carlos Bremer

Fernando de Buen

Hablar de apoyo al golf profesional y no mencionar a Carlos Bremer, sería una omisión grave. Uno de los más brillantes empresarios del país, especialmente en el ramo financiero, es, también uno de los grandes filántropos del deporte mexicano.

De recia raigambre regiomontana, Bremer inició su carrera profesional en la banca y, en 1993, adquirió Grupo Financiero Value, institución que hoy maneja 13 mil cuentas y, a la fecha, se distingue por dos características: la primera, ninguno de sus clientes ha perdido dinero y, la segunda, nunca se ha registrado una queja oficial en su contra, aun y cuando muchos de sus competidores las reciben por miles. Adicionalmente, su crecimiento a través del cuarto de siglo de su historia es simplemente impresionante.

Su amabilidad y franqueza son el sello de la casa. Desde el primer momento, acordamos lugar y fecha para esta entrevista, pero sus múltiples ocupaciones nos obligaron a posponerla un par de ocasiones. Finalmente, el 10 de diciembre pasado, se abrió un espacio breve para sentarnos a conversar, con la condición de que no nos extendiéramos demasiado, pues tenía que correr al aeropuerto para tomar un vuelo a Nueva York. Así las cosas, preparamos cámara y grabadora para iniciar la que sería una muy grata y aleccionadora plática, con este sorprendente emprendedor y gurú de las finanzas.
—Carlos, muchísimas gracias por recibir a Par 7 online, y su nueva sección DiáloGolf, con la que pretendemos dar a conocer el universo alrededor de los grandes empresarios que hacen crecer a México, pero qué también apoyan a la evolución del golf de alto rendimiento, a través de donaciones y patrocinios. A modo de inicio, platícanos un poco acerca de tus orígenes y tu evolución en el mundo de los negocios.

Mi entrevistado voltea brevemente hacia la ventana de los recuerdos y da inicio a su respuesta:

—En los negocios empecé siendo un emprendedor. Desde muy chico, 12 o 13 años, inicié comprando y vendiendo calculadoras, luego puse un negocio de videogames cuando tenía 14, y después comencé a organizar excursiones para compañeros de la escuela, un poco más chicos que yo, a quienes yo pudiera organizar y hacer negocio con ello. Llegué a llevar hasta 74 niños por grupo. Me hice muy amigo de los papás de ellos. Poco después de eso, me empezó a llamar la atención el asunto financiero, estudiaba las acciones de bolsa que había en aquel entonces, estamos hablando de 1974, 75, y detecté que se podía hacer negocio con mayores probabilidades a favor que en contra; les hice recomendaciones de inversión a los papás de los niños que yo llevaba de viaje, y así fue como me hice de un cliente, dos, veinte, treinta, hasta que terminé trabajando en Banco Banpaís, que es donde inicié todo lo de la bolsa; en 1979 me formalicé allí, en el 80 me hicieron jefe de ventas y de allí partimos. Desde entonces, estamos en el mundo financiero.

Lo que menciona Bremer me deja impresionado, tan solo al recordar que, a la edad en la que él se iniciaba en la actividad económica, yo solo pensaba en salir a jugar futbol con mis amigos de la cuadra, con la única preocupación de que mi madre no me exigiera a la misma hora hacer la tarea.

—¿Cómo inicia Value? —le pregunto.

—Value es un grupo financiero, una casa de bolsa, que empezó en mil novecientos setenta y tantos, con los Vallina, en Chihuahua; más adelante, ya en los noventa, la casa de bolsa pertenecía a los Brener, Israel y Pablo, quienes se juntaron con un grupo de Monterrey que tenía una arrendadora, una afianzadora, etcétera, formando el Grupo Fina Value, el cual adquirimos en 1993 y de allí venimos. Hace ya 25 años que empezamos con este proyecto.

—Se te considera como un financiero conservador, —le pregunto con base en lo que leí en algunos artículos en preparación para este encuentro—. ¿Estás de acuerdo con ello?

—Soy muy agresivo en lo que se refiere a aportar a las familias más poderosas de México y, pero soy muy conservador en el tipo de inversión —me responde y hace una pausa para reflexionar sobre la continuación de su respuesta—. Hasta ahorita te puedo decir que, en estos 25 años, ningún cliente ha perdido dinero con nosotros. Para mí, eso es un muy buen logro.

—Se habla de que, en términos económicos, Value ha crecido 140 veces, —le pregunto, porque el número es abrumador—. ¿Es cierto?

—Así es —me responde sin ocultar su orgullo—. Ha sido nuestro crecimiento en estos 25 años.

—Impresionante —es lo único que se me ocurre mencionar, así que sigo con la entrevista—. Llega Shark Tank México (el programa de televisión de Sony, también conocido como Negociando con tiburones) y surgen, por una parte, la conversión del famoso casabolsero en una figura pública televisiva, con el poder de apoyar un proyecto de emprendimiento, o de condenarlo al olvido. ¿Cómo llegaste al programa y por qué has decidido apoyar un número importante de proyectos?

—Bueno —me responde con una breve, pero inocultable sonrisa de satisfacción—. Como te platicaba, mis inicios fueron como emprendedor y, cuando me invitaron a participar en este proyecto, decidí intentarlo, ya que si puedo apoyar a emprendedores como otros me apoyaron a mí, con eso estoy satisfecho. Al término de la primera temporada pude notar que el apoyo a emprendedores en México es mucho más eficiente que en otros países; más eficiente, porque en México las probabilidades de éxito de estos negocios supera el 50%, mientras que en otros países donde se desarrolla este programa, el porcentaje no llega al 15%. De allí me nace la inquietud de buscar que los emprendedores que están llegando, quienes por cierto son gente valiosísima, sean mis brazos para generar empleos para los mexicanos, no solo sin perder dinero, sino ganándolo. Si el proyecto es uno ganador, se conserva y cada vez da más empleos. Eso es por lo que a mí me motiva mucho estar allí.

—Leí que has apoyado más de 50 proyectos —acoté—.

—53 —me contestó.

—¿Has ganado dinero con ellos?

—No he perdido —respondió—. No hemos ganado grandes cosas, pero ya me han devuelto parte de mis inversiones, y estoy muy contento con los emprendedores de quienes soy socio; muy contento. Algunos de ellos están empezando, porque son proyectos adquiridos en la última temporada, pero de las dos primeras llevamos generados cerca de mil empleos, lo que para mí era un sueño. Ahora quiero cinco mil, y si nos vamos al año que entra, quizá más — complementa su respuesta, riendo abiertamente conmigo—. Espero que tengamos la magia de no perder y poder dar más empleos.

Con el fin de añadirle el cómo al sí, me salgo del guion y decido improvisar:
—¿Qué se requiere para que Carlos Bremer se convenza de apoyar un proyecto de emprendimiento?

— Bueno, primero, para no ser muy románticos, te digo que los muchachos lleven un proyecto que dé un valor agregado que no exista en la actualidad. Para ser exitoso en un negocio, tienes que aportar algo que no tengan los consumidores o quienes te van a apoyar. Entonces, primero tienes que tener un buen producto o un buen proyecto; segundo, que sean gente buena, gente noble, gente confiable, gente de valores. Es en lo que más me fijo.

Por culpa del espacio, aquí debo detener la parte inicial de esta entrevista, la segunda de esta nueva sección Diálogolf con Par 7, donde grandes empresarios y filántropos nos dejan entrar en sus vidas para conocer un poco más de ellos.

La próxima semana. La relación de Carlos Bremer con el golf: lecciones de vida, jugar con superestrellas y por qué le encanta apoyar al golf, aparte de muchos otros deportes. Imperdible.

fdebuen@par7.mx

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Fin de la primera parte.