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Editorial

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Rodrigo Lebois.

DiáloGolf con Par 7

Rodrigo Lebois

Fernando de Buen

La entrevista a Rodrigo Lebois —cuya primera parte puede enlazarse aquí—, fluye con buen ritmo, y sus conceptos no tienen desperdicio. Ya vimos algo del origen, evolución y pensamiento empresarial del fundador y actual presidente de Unifin, pero ahora es tiempo de hablar del deporte que a ambos nos apasiona: el golf.  

—¿Cómo inició la relación de Unifin con el golf? —fue mi siguiente pregunta.

—Nosotros creemos mucho en la excelencia —hace una pausa para reflexionar y continúa—, y uno de los factores que la originan es el esfuerzo individual, como sucede con el golf, en donde una persona con recursos internos y externos se desarrolla a través de un programa específico para lograr, con el tiempo, un éxito rotundo, como ha sido el caso de Gaby y ahora de Abraham, quienes más allá de su valía, han hecho un enorme esfuerzo. Por otra parte, también estamos patrocinando la Fórmula 1, y este caso me gusta mucho, porque poco importa que tengas al mejor piloto, el mejor motor o al mejor equipo y toda la lana del mundo; si no se ponen de acuerdo… ¡no jala! En concreto, nuestro apoyo a la Fórmula 1 es un símbolo que Unifin utiliza para demostrar que, por muchos elementos buenos que se tengan aisladamente, si no se conjuntan, no jalan.

—Siempre me ha gustado el deporte. —Continúa mi entrevistado—. En el caso del golf, se me acercó Pepe (López Perera), papá de Gaby, a quien conozco desde que jugábamos golf en la gira infantil, él por el Club de Golf México y yo por el Club de Golf Chapultepec. Más allá de este inicio, el solo ver a alguien que desde chica busca un sueño, fue un buen motivo para apoyarla. Decidimos hacerlo, porque es como si estuviéramos otorgando becas: cada uno tiene su responsabilidad; nosotros aportamos los recursos y el becario debe cumplir con el compromiso: desempeño, actitud y buena relación con su propio equipo. Si año con año se cumplen las condiciones, seguiremos dando un cheque y otorgando dichos apoyos. En algún momento llegará el éxito, y cuando llegue, nos dará mucho gusto que salgan a volar solos y accedan a los grandes patrocinios que le darán al jugador la estabilidad para desarrollarse en el futuro.

Lebois hace una nueva pausa, pero noto en su expresión que no ha concluido con su respuesta, por lo que me mantengo a la expectativa. Termina de ordenar sus pensamientos y prosigue.

—Tristemente, lo que vemos en México para ese tipo de apoyos, es que, hoy por hoy, no existe un vehículo para ayudarlos. Todo el mundo piensa que lo que necesita un jugador que aspira a llegar al PGA Tour es mucho dinero, y sí, desde luego es caro, pero yo creo que hay muchos golfistas en la República mexicana que estarían dispuestos a poner su granito de arena, pero no tienen la forma de hacerlo. Deberíamos de buscar ese vehículo, a través del cual alguien pudiera apoyar con 10 mil pesos, porque esos 10 mil pesos ¡sí hacen diferencia! Sucede que cierto patrocinador cuenta con los fondos, pero no sabe a quién dárselos. Aquí, la invitación a ti y a quienes conocen a los jugadores de golf a nivel nacional, es que busquemos un esquema o crear una fundación o patronato, con el fin de dar un poquito a los jugadores que el grupo de expertos decida, y que los aportantes lleguemos a sentirnos orgullosos por haber entregado un granito de arena a esos jugadores.

Al escuchar sus palabras, mi cabeza ya daba vueltas pensando a bote pronto en las probables vías de acceso a una organización de tales características. Él notó mis cavilaciones y, antes de que surgiera la siguiente pregunta o comentario, continuó con su reflexión.

—¿Por qué pensar que es necesario invertir cientos de miles de dólares? No es necesario. Alguien dará 500 pesos, alguien dará mil, alguien dará 10 mil. No importa, tenemos que buscar un vehículo que sea 100% independiente y transparente, para que esos fondos permeen a los jugadores. Antes teníamos a Víctor Regalado, a Esteban y a Lorena, y los veíamos como dioses; ahora que tenemos tan cerca a Gaby y a Abraham, surgirá una euforia entre los jóvenes, que serán más mortales y necesitarán de ese apoyo, y hay que dárselos con las reglas muy claras, como las becas: si pasas tu promedio, ahí está tu lana, si no pases el promedio, se acabó. En fin, hay que buscar la manera de hacerlo, ¿no?

—Por supuesto —le respondo y sigo con el cuestionario—. Estamos viviendo días virtuosos en el golf profesional mexicano, pero no podemos tañer las campanas, pues los éxitos recientes están muy lejos de poderlos considerar como una consolidación. En tu juicio, ¿qué le falta al golf mexicano para mantener un crecimiento sostenido?

—Desde luego, les hace falta un equipo completo que incluye preparadores físicos, entrenadores de golf y, por supuesto, psicólogos. La diferencia entre un profesional muy bueno y uno no tan bueno está 100% en la cabeza; dicho coloquialmente, es la diferencia entre el «casi casi» y el «ya llegué». Una vez que ganas, repetirlo se vuelve más fácil. Indiscutiblemente, este paso requiere de un equipo y, para tener un equipo, se necesitan recursos.

—Como si no fuera suficiente con el manejo de tus empresas —cambio el tema para pasar a otro tópico—, destinaste buena parte de los últimos dos años a ejercer la presidencia del Consejo del Club de Golf Chapultepec, y ser, además, anfitrión del WGC-México Championship, el torneo más importante de México. Platícanos de tu experiencia en el cargo y en la parte de la organización que compete al club sede de este trascendental torneo.

—Es el más importante torneo de México ¡y de Latinoamérica! —me responde sin ocultar cierto orgullo—. La presidencia fue un trabajo que me llenó de alegría y de satisfacción. Mi familia es socia del Club de Golf Chapultepec hace más de 45 años. El conocimiento de los socios, del funcionamiento del club, de sus empleados; fue una magnífica experiencia. El Consejo y yo nos enfrascamos en lograr una remodelación que no estuvo ajena a conflictos con algunos socios, pero llegó a muy buen fin; aclaro que la obra no tenía que ver con el WGC, y que era una cuestión necesaria desde hace ya muchos años. Pusimos al Club al día con tecnología de vanguardia. Se quedó con muy buenas finanzas. Tener a 640 patrones, ya que somos 641 socios, es complicadísimo, (pues) todos son socios, todos son dueños y todos tienen una acción. Fue una vivencia maravillosa que yo gocé mucho; hubo altas y bajas, pero percibo que la membresía quedó razonablemente contenta y la pasamos muy bien.

Con una nueva pausa, me hace notar que ya concluyó su primera respuesta e inicia la segunda. —En lo referente al WGC, la verdad, es que me tocó un poco de rebote, pues mi antecesor en la presidencia, Guillermo Vidales, ya había tenido acercamientos con Ricardo Salinas (Pliego), quien había adquirido los derechos del torneo y, al ser socio del Chapultepec, siempre tuvo muchas ganas de hacerlo allí. Como te digo, fue un poco de rebote. Ahora bien, hacer un torneo de esas características con el personal que tienes, con el manejo de voluntarios y todo lo que se requiere, no es sencillo. El primer año salimos muy bien evaluados por los jugadores y el segundo año todavía mejoramos. El tercer año, ahora que viene Tiger Woods, me imagino que será una gran fiesta de golf.

—Sin duda alguna, fue un evento maravilloso —le externé mi opinión con conocimiento de causa, pues cubrí el evento para esta publicación desde el miércoles hasta el domingo—. ¿Cuántas rondas de golf juegas al año?

Tras meditarlo por unos segundos mientras eleva la mirada, me dice: —Yo creo que juego cuarenta rondas.

—¿Cuál es tu hándicap? —Me atreví a preguntarle. Habiendo sabido que hace poco más de tres décadas fue campeón de la categoría Campeonato en el desaparecido, pero prestigiado torneo de El Heraldo de México (primera parte de la entrevista), imaginé que estaríamos hablando de un solo dígito, pero su respuesta me dejó más que sorprendido.

—El GHIN (Golf Handicap Index Network) al día de hoy, aunque luego no sé cómo calculan esas cosas, dice: 1.4. —Me enseña la pantalla de su celular con el impresionante número grande y claro, provocando mi reacción de gran sorpresa—. Claro, no juego de azules, sino de doradas —como si eso fuera suficiente para ocultar su excepcional nivel de juego, pienso sin mencionarlo—; registro mis scores donde voy jugando y, la verdad, es que me sigo medio defendiendo, ¿no?

—¿Juegas en los setenta medios?

—Así es —me responde—. Setenta medios, setenta bajos, setenta altos, ochenta bajos; hay de todo, pero lo sigo disfrutando mucho con amigos; es el encuentro entre amigos que tenemos todas las semanas quienes disfrutamos del golf.

Aunque esta es la sección de la entrevista dedicada al golf, no puedo desaprovechar la oportunidad para preguntarle a Lebois sobre su punto de vista con respecto de los cambios que sufrirá el país en términos políticos, económicos y sociales, (me permito informar a los lectores que esta entrevista se llevó a cabo antes del 1 de diciembre).

—Estamos a escasos días de un cambio radical en la forma de gobernar nuestro país. ¿Qué expectativas tienes como persona y como empresario del próximo sexenio?

—Número uno, tenemos que empezar a ver cómo se opera. Muchas de las propuestas que trae el presidente electo, son muy claras y beneficiosas para el país. Hemos visto algunos errores de forma que han provocado nerviosismo y mucha turbulencia en los mercados financieros. —Mi entrevistado parece reacomodar sus ideas y, tras una breve pausa, continúa.— Yo creo que al país le va a ir bien; yo creo que las intenciones del gobierno para hacer un México que crezca en estabilidad allí están; creo que también la parte social es terriblemente importante, siempre y cuando no se afecte la estabilidad y caigamos en un populismo que conocemos, como en el caso de Venezuela, que lejos de beneficiar a la población, la empobrecería. Hasta hoy, parece que nos va a ir bien. En la empresa estamos realmente positivos, porque nosotros nos dedicamos principalmente a financiar a las empresas medianas mexicanas, y estamos conscientes y claros de que esas empresas se verán beneficiadas por esa estabilidad y el crecimiento que tanto necesita el país. Desde luego, es muy importante tener una inflación bajísima del 3%, pero ¿de qué nos sirve una inflación del 3 y crecer el 1%, sí podría ser, probablemente, del 4 y crecer el 2.5 o 3%? Creo que debemos de dejar de ser demasiado estrictos en la política monetaria, cuidando, desde luego, el déficit, superávit primario y demás, pero, lo importante es hacer crecer a México.

Tras una nueva pausa, mi entrevistado concluye: —Entiendo y creo que hay la intención, pero, tendremos que ver, ¿no? Todavía no entra (en funciones) el presidente electo y parece que ya lleva mucho tiempo. Tendremos que ver cómo opera dentro de su gobierno en forma ordenada, que es lo que buscamos todos. (Ver) toda su agenda, que es muy completa y complicada en cuanto a presupuesto porque, si queremos mantener estabilidad, no hay lana para todo. Es importante la responsabilidad y esperemos que se tenga. Esperemos.

Concluyo la entrevista con la pregunta de rigor: — ¿Algún mensaje para los lectores de Par 7 online?

—Anímense a ayudar — contesta de inmediato—. Busquemos la forma y anímense a ayudar. Yo creo que haría una grandísima diferencia si se logra el apoyo, tanto individual como por parte de empresas medianas; sabemos que esto podría no ser una gran ayuda para el negocio, pero, si realmente les gusta y aman el golf, hay que ayudar a nuestras promesas y a quienes ya se consolidaron como figuras.

—Estimado Rodrigo, muchísimas gracias por tu tiempo y por ser el padrino de esta sección que será, sin duda alguna, una vía de acercamiento entre los aficionados a nuestro querido deporte y los empresarios que están dejando una profunda huella en nuestro México.

—Un placer.

fdebuen@par7.mx

Fin de la segunda y última parte. Primera parte: (ver aquí)