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Editorial

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Gabriela López.

Gaby, descrita por Gaby 

(parte 2 de 2) 

Fernando de Buen

La semana pasada, con motivo del primer triunfo de Gaby López en el LPGA Tour, apareció en esta editorial la primera parte de una entrevista que le hice a la excepcional golfista en el mes de enero de este año, y cuya publicación decidí retrasar, basado puramente en la certeza de que pronto ganaría un torneo, y que sería la justificación perfecta para sacarla a la luz.

Afortunadamente, la capitalina —quien recientemente cumplió 25 años— hizo lo necesario para cumplir con mi pronóstico y la semana pasada nos regaló un triunfo excepcional en el Blue Bay LPGA, en China.

Si algunos de ustedes no tuvieron la oportunidad de leer la primera parte, la pueden encontrar en este enlace; créanme que vale la pena para conocer algunas de las grandes cualidades de esa joven mexicana.

Me gusta analizar las cosas. En mi editorial Gaby López, una raya en el agua (diciembre de 2017), que más que artículo parece un aburrido estudio estadístico, analicé los pros y los contras de su desempeño en la temporada pasada. En el penúltimo párrafo del citado texto, escribí: «Soy un creyente definitivo de la capacidad de Gaby y no tengo ninguna duda de que una mejora progresiva en los aspectos señalados le redituarán su primera victoria en el circuito; si la logra, el cielo será el límite».

Tras el inmodesto comentario anterior, procedo con la parte final de la entrevista.

—No soy ni agorero del desastre ni profeta de maravillas —le comenté—, pero creo que vas a ganar pronto. Ahora dime, ¿qué estás haciendo para ganar pronto?

— Mira, en la parte técnica del golf tengo que mejorar mi porcentaje de regulación y controlar mi agresividad en el campo. Tengo un instinto animal que me lleva por todo el hoyo —súbitamente, en su mirada hay un destello que viaja entre la travesura y el arrepentimiento—. Tengo que ser mucho más fría, tomar decisiones frías con esa parte emocional que me va a permitir ser más conservadora cuando hay más peligro y más riesgo. Te digo, no le tengo miedo a nada —vuelve a reír— y por eso a veces creo que puedo lograr todo. Pero, hay que mantener esa parte humilde y fría y hay que ser inteligentes, ¿no? En el golf, no es nada más pegarle a la pelota, es estrategia; y ya no son los campos del college, no son campos universitarios y no son banderas universitarias; en aquellos, yo me tiraba la bandera, y si fallaba, no pasaba nada. Aquí, en cambio, si voy a la bandera y fallo, pasa mucho. Eso es lo que estoy aprendiendo a balancear.

—¿Sigues trabajando con tu caddie en este tipo de estrategias y en pedirle que te detenga cuando intentas hacer algo demasiado arriesgado?

— Hicimos una evaluación este año y le pedí que me alertara cuando cuándo sí y cuándo no, y más que nada, es que el golf es muy circunstancial. Lo sientes o no lo sientes, y el problema es que yo lo siento muy seguido —ríe abiertamente, tras lo cual hace una pausa y deja regresar a la Gaby reflexiva—. Esa parte fría, dejar que la inteligencia domina en el campo y no ser tan emocional.

Me habría gustado continuar con esta improvisada plática por horas, pues mi interlocutora es inteligente, honesta y divertida, facilitándome el éxito de esta entrevista. Sin embargo, otros medios esperan para robarle algunos minutos y no debo acapararla más. Me queda la pregunta obligada.

 —¿Qué podemos esperar de Gaby en 2018?

Gaby inicia su respuesta repitiendo mi pregunta, pero en primera persona. —¿Qué podemos esperar de mí? —Hace una pausa, quizá la más larga de la entrevista, pero finalmente continúa—. La gente cree que un número define a una golfista y cree también que una ronda, un ranking o un torneo, es lo que va a determinar la calidad de alguien. En cierta manera, se puede ver así, pero creo que es mucho más (importante) el desarrollo personal, ¿en qué persona te vas a convertir con lo que estás haciendo? Para mí, el golf va mucho más allá de eso. Yo quiero llamar a más niñas chiquitas a que crezcan con este deporte. Esa es una de mis metas. Yo prefiero que me recuerden por la persona en que me convertí fuera del campo de golf, que en la que me convertí dentro del campo de golf.

«Yo prefiero que me recuerden por la persona en que me convertí fuera del campo de golf, que en la que me convertí dentro del campo de golf.»

Gaby López  

Su frase final se me quedó grabada desde el momento en el que le escuché y, sin duda, formará parte de su página en la historia del golf mexicano e internacional. Debería terminar la entrevista, pero no puedo evitar una última pregunta.

—Creo que te voy a forzar un poco con esta. ¿En términos de números, como quisieras terminar la temporada 2018?

Parecería que ella estaba esperando la pregunta, pues su respuesta es inmediata. —Me gustaría estar en contención para ganar cada torneo en el que participo —me responde—. Darme la oportunidad. Estar en contención bajo presión, para obligarme a embocar un putt de 5 pies para un top-3, para un segundo lugar o para ganar. Busco esos momentos de presión, busco la oportunidad de que llegue el momento en el que me tiemblen las manos.

Imposible no imaginar la escena que describe la bella Gaby; solo le añadiría que imagino el momento en el green del hoyo 18, que enfrenta al putt de la victoria, que una inmensa galería la empuja para dirigir la bola hacia lo profundo del hoyo y que celebra —de nuevo— una victoria en el LPGA Tour.

Lo reitero: Gabriela López no es una golfista cualquiera, es una larga y profunda raya en el agua.

fdebuen@par7.mx