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Editorial

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Brooks Koepka recibió el voto de sus compañeros como el Jugador del Año 2017-2018.

PGA Tour: cómo subestimar al Jugador del Año

Fernando de Buen

Hasta hace algunos años, en concreto, antes del inicio de la FedexCup, no había para los jugadores del PGA Tour un objetivo más anhelado que el de recibir el nombramiento, por parte de sus propios compañeros, de Jugador del Año.

La tradición data de 1948 y tres de sus primeros cuatro años, el título le fue entregado al inolvidable Ben Hogan, que lo ganó por cuarta ocasión en 1953. Jack Nicklaus lo ganó cinco veces entre 1967 y 1976, Tom Watson lo hizo en seis (1977-1980, 82 y 84) y, por supuesto, el máximo galardonado, por mucho, es Tiger Woods, quien fue elegido en 11 ocasiones como el mejor de los mejores, entre 1997 y 2013, consiguiéndolo ocho veces en un plazo de nueve años entre 1999 y 2007, con excepción de 2004, donde el título fue para Vijay Singh.

Pues bien, toda esa gloriosa historia y el crédito para quien verdaderamente ha sido el mejor jugador de la temporada parece desvanecerse, por la insaciable ambición económica del PGA Tour, quien pretende que el ganador de la Copa Fedex sea reconocido como el más sobresaliente de la temporada, despreciando en forma vulgar el arduo trabajo y los logros en un calendario de éxitos, sustituyéndolo por quien tuvo un papel aceptable durante los playoffs y fue extraordinario en el Tour Championship.

Hace apenas unas semanas, con la resonancia del triunfo de Tiger Woods en el torneo de East Lake, se le dio poco valor a la entrega de la Copa Fedex al inglés Justin Rose, quien, debo decir, era de los que tenían méritos para obtenerla, por una sobresaliente temporada. Sin embargo, el inglés aseguró la Copa gracias a un birdie en el hoyo final, que, si no hubiese entrado, habría sido el propio Tiger quien resultara poseedor, por tercera ocasión, del famoso trofeo.

Una cosa es que todos hayamos celebrado el regreso de Tiger Woods al triunfo y otra muy diferente que pudiera ser encumbrado por el PGA Tour, como el mejor jugador de la temporada, cuando tuvo un calendario limitado y solo ganó el último torneo del año. Peor aún habría sido si Tony Finau hubiese quedado en segundo lugar detrás de Tiger, porque él habría sido el campeón de la Copa Fedex, y pasado a la historia como el primero que obtiene la presea sin haber ganado un solo torneo en temporada y playoffs. Estuvo realmente cerca.

El pasado 9 de octubre, quien sí fue el mejor jugador del PGA Tour y me atrevo a decir que de todo el mundo golfístico, Brooks Koepka recibió el voto de sus compañeros para ser reconocido como el Jugador del Año 2017-18. A diferencia de la enorme parafernalia que recibió Justin Rose por la Fedex, el anuncio del reconocimiento a Koepka fue una pequeña nota en el portal del circuito, que desapareció a los pocos días.

¿Por qué la ilógica necedad del PGA Tour en que tratemos de olvidar al recipiendario del trofeo Jack Nicklaus al Jugador del Año, en aras de inmortalizar a quien gane la Copa Fedex? La respuesta es como todas las respuestas alrededor de la inmensamente exitosa organización: por dinero… por carretadas y más carretadas de dinero.

Desde 2007, año en el que iniciaron los playoffs, la empresa de envíos ha invertido centenas de millones de dólares en el PGA Tour, a cambio de recibir publicidad en cada uno de los eventos que este realiza. Inventar al campeón de la Copa Fedex y pretender compararlo con el que sí fue el mejor jugador de la temporada, ha sido, afortunadamente, un esfuerzo infructuoso, pues solo cuando el campeón y el mejor jugador del calendario son la misma persona, en el resto de las ocasiones suele pasar desapercibido después de un tiempo.

Y si no, me remito a los hechos. Entre 2007 y 2010, podríamos mencionar a campeones con méritos para ser recordados como los mejores de la temporada. Ellos fueron: Tiger en dos ocasiones (2007, 2009), Vijay (2008) y Jim Furyk (2010). Sin embargo, en 2011 se impuso el absurdo y quedó al descubierto un sistema ridículo para calificar a los playoffs y el Tour Championship. Bill Haas, quien tuvo una temporada sin triunfos en ese año, acumulando únicamente seis top-10, consiguió un 16º lugar en el BMW Championship, con el que accedió al grupo de los 30 que participaron en el Tour Championship. Una serie de coincidencias con los resultados de otros jugadores, sumadas a su propia victoria en el torneo de Atlanta, resultaron en su obtención de la Copa Fedex. De poco sirvieron los dos primeros, dos segundos y dos terceros, que junto con 14 top-10 en 19 participaciones, obtuvo el inglés Luke Donald —Jugador del Año y número 1 del ranking mundial en aquellos meses— ante la suerte del advenedizo Haas, que fue quien se llevó la presea, los 10 millones de dólares y las portadas de todas las publicaciones del PGA Tour.

Sin embargo, lejos de buscar una solución más justa en beneficio de los grandes jugadores de cada año, el Tour sigue empecinado en la cacería de cenicientas que puedan ganar la Copa Fedex sin mérito alguno. Siguen otorgándole la extremadamente exagerada cantidad de 2000 puntos al ganador de cada torneo —equivalente a cuatro victorias en temporada regular—, habiendo logrado, no en pocas ocasiones, que un jugador al que apenas le alcanzó para acceder a los playoffs, amanezca en primer lugar de la lista, tras una sorpresiva victoria en el primer torneo de la serie. Algo denigrante e irrespetuoso para sus compañeros.

¿Será que el PGA Tour se está inspirando en la experiencia del futbol mexicano, que nos regala temporadas infames y grandes liguillas, resultando campeón en muchas ocasiones quien menos lo merece?

Es una historia de un profundo amor; amor al dinero. Ni más ni menos.

fdebuen@par7.mx