Fairmont Chateau Whistler
Al despertar la mañana siguiente, fue cuando percibimos la increíble belleza del lugar. Frente a nuestra ventana pudimos apreciar las montañas cercanas, todavía nevadas su parte más alta. El resto, un increíble juego de verdes, desde los oscuros pinos de las montañas al fondo, hasta los relucientes de los primeros planos.
Tras un delicioso desayuno nos encontramos en el lobby con nuestra anfitriona Lynn Gervais, directora de relaciones públicas, quien nos sugirió las diversas opciones para nuestro primer día en Whistler, ya que el golf y la fiesta de aniversario se celebrarían hasta el día siguiente. Optamos por subir a la montaña y experimentar las vistas de un valle que habría de superar a la más florida imaginación.
Whistler Mountain Gondola
Caminamos desde el hotel hasta Whistler Village, donde abordamos el teleférico Whistler Village Gondola y, tras un emocionante recorrido, más de 30 minutos —donde el valle quedó atrás y la montaña fue progresivamente cubriéndose de un manto blanco. Al terminar el traslado, nos encontramos en la cima nevada de Whistler Mountain, a 1850 m sobre el nivel del mar, cerca de 1200 m por arriba de la villa.
Más allá de la increíble belleza del trayecto y la caprichosa topografía de los picos de esta cumbre, nos tocó caminar sobre la nieve a una temperatura aproximada a los 27 °C, es decir, enfundados en una simple playera, con las chamarras en la bolsa.
Debido a lo apretado de la agenda, no pudimos estar demasiado tiempo en la montaña, pero sí lo suficiente para tomar algunas buenas fotografías, disfrutar de las incomparables vistas, jugar un poco con la nieve y alimentar a una marmota.